Un placard funcional y un pasillo que volvió a respirar

El placard es uno de esos espacios que, sin darnos cuenta, puede volverse caótico. Entre la ropa de distintas temporadas, los accesorios y los objetos que guardamos “por las dudas”, es fácil perder de vista lo que realmente usamos. Eso fue lo que encontramos al comenzar esta organización: un placard lleno, pero con un sistema que no funcionaba del todo.

Además, había un segundo desafío: el placard del pasillo, que con el tiempo había acumulado libros, remedios, valijas y toda clase de objetos que no tenían un lugar definido. Más que un espacio de guardado, se había convertido en un depósito improvisado.

Era necesario optimizar el espacio y darle una lógica al orden.

Este proceso no solo implicaba organizar la ropa, sino también darle funcionalidad a cada sector y aprovechar el espacio de manera eficiente. Era clave lograr que la ropa estuviera accesible y que el placard del pasillo cumpliera su verdadero propósito.

El cambio debía tener un propósito.

  • Zapatos en orden: Se eliminaron todas las cajas de zapatos y se reemplazaron por contenedores plásticos transparentes, agrupando los zapatos por categoría: deportivos, estiletos, sandalias, etc. Ahora, encontrar cada par es mucho más fácil.
  • Selección y categorización: Comenzamos sacando todo de los placares para evaluar qué quedaba y qué debía ser donado o descartado. Separamos ropa para arreglar, lavar y regalar, asegurándonos de que solo quedara lo realmente necesario.
  • Cambio de perchas: Antes, muchas prendas estaban apiladas en una sola percha, lo que hacía que la ropa del fondo quedara olvidada. Optamos por perchas finas de terciopelo y asignamos una prenda por percha, permitiendo visualizar todo con claridad.
  • Un pasillo con propósito: En el placard del pasillo, organizamos los objetos en función de su utilidad. Los remedios quedaron en un sector accesible y ordenado, las valijas se reubicaron y los libros encontraron un mejor destino. También utilizamos organizadores para optimizar el almacenamiento sin perder estética.

Un cambio que se siente.

El espacio pasó de ser un desafío diario a un sistema práctico y fácil de mantener. Ahora, la ropa es accesible, los zapatos están a la vista y el placard del pasillo dejó de ser un “espacio de guardado sin sentido” para convertirse en un lugar funcional.

Cuando organizamos, no solo creamos orden. Damos sentido a los espacios, hacemos más fácil la rutina y transformamos la manera en que vivimos nuestro hogar. ¿Te imaginás cómo sería tener un placard así?

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